Su fórmula química es C12H22O11 y, aunque su nombre científico es ‘sacarosa’, comúnmente se le conoce como ‘azúcar’. Común o de mesa, pero en cualquier caso ‘azúcar’. No es fácil descifrar su formulación, pero es imposible que alguien no sepa a qué sabe. Hay un gran número de alimentos que llevan azúcar, pero a diferencia de lo que popularmente se cree no todos ellos son dulces.
Sin duda la repostería y los pasteles tienen entre sus ingredientes el azúcar, pero la salsa de tomate y el pan de molde también. Y es precisamente este azúcar el que trae más de cabeza, ya que el desconocimiento de la población hace difícil controlar cuánto azúcar se ingiere a través de alimentos cuyo azúcar está ‘oculto’.
En pleno siglo XXI, al azúcar se le ha querido dejar de lado. Se habla de él como una sustancia adictiva, que puede provocar estragos en el organismo, reducir las ganas de comer alimentos nutritivos o debilitar el sistema inmunológico. ¿Pero y la felicidad que nos provoca tomar un dulce de vez en cuando?
Felicidad en monodosis
En una alimentación equilibrada el azúcar también ha de tener cabida, es el placer reservado para los momentos más especiales y eliminarlo por completo no equivale a evitar todo tipo de problemas de salud. Sin duda para disfrutar al máximo de esta felicidad en monodosis la clave está en el control. ¿Pero entonces cuánto azúcar se puede tomar? Una cucharilla de azúcar equivale aproximadamente a 16 calorías. Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo diario de azúcares añadidos debe mantenerse en las 150 calorías diarias en hombres (equivalente a unas 9 cucharillas) y en las 100 calorías en el caso de las mujeres (equivalente a 6 cucharillas). En cualquier caso, la cantidad máxima diaria no debería superar el 10% de las calorías ingeridas tanto en adultos como en niños.
Pastry Factory y la Fundación Alícia
Con el fin de mantener a raya estos niveles, productos como, por ejemplo, la bollería o los refrescos solo deben consumirse de forma esporádica. La repostería es otro tema. Sus elaboraciones son de menor tamaño, lo que implica que pueden consumirse con mayor asiduidad, y en su producción se valora enormemente la calidad de las materias primas. En compañías como Pastry Factory, la tradición pastelera tiene un papel fundamental en todo el proceso de elaboración de los dulces. Su compromiso por la calidad de sus productos es tal que, a través de un acuerdo con la Fundación Alícia, una institución referente en el ámbito de la investigación aplicada a la gastronomía, trabajan mano a mano para encontrar la mejor fórmula culinaria para impulsar una pastelería más saludable, donde los dulces sean aún más bienvenidos.
¿Te interesa? Te invitamos a conocer más detalles sobre el acuerdo firmado con la Fundación Alícia.