En Cataluña, el otoño tiene un sabor dulce. La llegada de esta estación y la festividad de Todos los Santos (conocida en Cataluña y Aragón como la Castañada) se celebra comiendo panellets, un dulce típico de la repostería tradicional catalana. Su origen se remonta al siglo XVIII y tiene fuertes connotaciones religiosas. Según cuenta la historia, por aquella época los panellets eran considerados una comida bendecida, que se podía consumir y compartir con amigos y familia tras las celebraciones religiosas. Entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre, los panellets son el postre por excelencia. Durante estas fechas, Pastry Factory elabora hasta 100.000 unidades, que distribuye en el canal retail y en el tradicional.
El panellet se inscribe en el sistema de calidad diferenciada de la Unión Europa como una Especialidad Tradicional Garantizada (ETG). Se trata de un producto altamente calórico, como también lo son las castañas, los boniatos y la fruta confitada, que es tradición consumirlos esa misma noche. ¿Pero por qué era necesario comer alimentos calóricos la vigilia de Todos los Santos? Según cuenta la leyenda, la costumbre de ingerir este tipo de alimentos, que evidentemente daban mucha energía, proviene de la tradición de velar a los muertos toda la noche, hasta el amanecer. Este tipo de alimentos ricos en calorías daban la suficiente energía para mantener a todo el pueblo despierto, sin desfallecer.
Debido a su composición, en la cual predominan las almendras, se sospecha que estos dulces surgieron seguramente de la repostería árabe. Aunque sus ingredientes pueden variar, la base de cualquier panellet siempre es la misma: azúcar, almendra cruda molida y clara de huevo. Algunos pasteleros optan también por añadir a la base patata o boniato. En el caso de Pastry Factory, los surtidos de panellets se elaboran de manera tradicional, a mano y usando exclusivamente los tres ingredientes principales, a los cuales después se les añade un cuarto, que le dará el sabor (chocolate, coco, piñones, frutas confitadas…). El panellet de piñones de Pastry Factory es el más exitoso, tanto por ser el más típico como por su recubrimiento con piñones del Montseny, los mejores de la zona.
Pastry Factory sirve todas las variedades de este dulce en dos formatos: en crudo, congeladas a -18ºC y listas para ser horneadas; o bien ya horneadas y a temperatura ambiente, con un margen de 15 días de caducidad.
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